Julio Fernández, frutero de Doña Fruta, muestra las cualidades que tiene que tener una buena sandÃa. / Rodrigo Ucero
En todas sus variantes, con o sin pipas, más o menos dulces, y grandes o pequeñas, la sandÃa es un imprescindible para los meses de verano. Aunque hay discusión en torno a cuáles son las mejores, Julio Fernández, frutero de 'Doña Fruta', lo tiene claro: la sandÃa buena es grande y con pipas. «Ahora se venden más sin pipas porque a los niños no les gustan pero lo bueno es que tenga pepitas», añade el frutero. A pesar de que no hay distinción en el sabor porque ambas opciones pueden estar ricas, con pepitas es aún más saludable para el organismo. «Es mejor porque es bueno para el tracto gastrointestinal», asegura.
Lo que sà marca la diferencia en el sabor es el peso. En esta ocasión, Julio Fernández no tiene doble rasante y asegura que «cuanto más pese, mejor». El intervalo de peso de una sandÃa pequeña y dulce serÃa de entre 5-7 kilos, mientras que la grande debe ser de mÃnimo 12 kilos. «Si tu coges una sandÃa y no pesa, mal asunto. Para que sea buena tiene que pesar», señala. Sin embargo, muchos clientes rechazan las sandÃas de mayor tamaño para llevarlas a casa por su dimensión. «A la gente le da apuro llevarse tanto, pero es mejor llevarte media sandÃa grande que una pequeña», asegura. La razón de esta preferencia por el peso es que «las grandes chupan todo de la mata, y las pequeñas chupan lo que las dejan las grandes».
Entonces, para elegir una buena sandÃa tiene que pesar y tener pepitas, ¿Con eso es suficiente? No del todo. Aunque son dos indicadores que nos acercan a una buena opción, la clave está en el sonido al golpearlas. «Si la pegas y no suena, es que está pasada; el sonido tiene que ser hueco, como si pasara a través de la sandÃa», asegura. Un sonido hueco y un rabo, en caso de que tenga, seco. «Si el rabo está muy verde la sandÃa por dentro podrÃa estar aún blanca y no tener sabor», añade. Pero ¡ojo con cómo la golpeamos! Siempre en el aire porque, como indica el frutero, «si la pieza está en la caja de cartón, al golpearla sonará bien pero porque retumba en el cartón. El toque se tiene que dar sin que esté apoyada en nada».
Ahora que ya sabemos cómo dar con una sandÃa dulce sin ni siquiera abrirla, solo tenemos que decidirnos a comprarla. Los precios de la sandÃa han experimentado en las últimas semanas una subida considerable, que ya parece que se empieza a estabilizar. Con un encarecimiento de más de un 20%, esta fruta tÃpica del verano se convertÃa en todo un lujo para los bolsillos de los consumidores. «En el mes de junio hemos tenido una semana de muchÃsimo calor con unas temperaturas atÃpicas que ha aumentado la demanda», comenta Julio Fernández. Un desajuste entre la oferta y la demanda que dejaba como resultado unos precios desorbitados. «Si hay mil kilos de sandÃas, y se demandan diez mil, si quieres sandÃa, la pagas», añade.
Frutero de 'Doña Fruta'
Una inflación exagerada que se camuflaba con la subida de los alimentos en general, pero que ya comienza a recuperar la normalidad. «Ha ido pasando el tiempo y ahora ya tenemos sandÃas muy buenas a un precio más razonable», apunta. Picos puntuales que experimenta un alimento que depende, en gran porcentaje también, de la situación climatológica. «Las heladas que cayeron en mayo estropeó mucha fruta, y eso hace que lo estemos pagando ahora en el precio», asegura el frutero. No obstante, ya se ven en los mercados precios más asentados de, al menos, la sandÃa. «hemos pasado de 3€ a 0.95€ que están ahora». Además, apunta que la diferencia entre origen y destino, es decir, lo que cobra el agricultor en la venta de la sandÃa y lo que paga el consumidor no es tan exacerbada: «el otro dÃa salÃa un agricultor del sur que vendÃa la sandÃa a 70 céntimos, aquà la vendemos a 95 céntimos, tampoco es tanta la diferencia, ¿no?»