«La gente está tirando la casa por la ventana antes de que llegue lo malo» | El Comercio

2022-09-02 19:05:40 By : Mr. Zhishan Yao

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«Creo que la gente está tirando la casa por la ventana antes de que llegue lo malo, la catástrofe que espero que no sea tal». Estas palabras de Pepe Abad, propietario de la cafetería Bariloche, reflejan el sentir de la hostelería y el comercio de la zona centro de la ciudad, que parece estar haciendo el agosto gracias, en gran parte, al turismo tanto nacional como extranjero.

«Se nota mucho que hay un movimiento tremendo de toda España y más extranjeros, incluso, que antes de la pandemia», señala Abad. Ahora la gente madruga poco, pero desde las once que empieza a salir, en su local de la plaza del Instituto es un no parar «hasta las tres o cuatro de la tarde». «La terraza se está moviendo continuamente», asegura, y basta observar unos minutos para comprobarlo.

¿Está siendo prudente la clientela ante la inflación y lo que pueda venir a partir de septiembre? No parecen percibirlo así, al menos de momento, los comerciantes y hosteleros del centro. «Creo que el miedo es generalizado, pero vamos sumando muchos miedos e incertidumbres y al final en vacaciones tiendes a consumir con más ligereza», reflexiona José Suárez, propietario de las tiendas de moda femenina y masculina King's Road, Alouette y Gallery Man.

Como el hostelero, destaca que «hay mucha gente de fuera, los hoteles están llenos y eso se nota en la calle e influye en las ventas». Hasta un 70% de lo que vende en agosto son ventas a turistas y además «el ticket medio sube» pese a que aún está en temporada de rebajas. «Necesitamos que venga gente de fuera, es lo que mueve todo y ayuda a que nos retroalimentemos unos de otros».

En la tienda infantil Jo Mami Kids, en la calle la Merced, su propietaria Ana Muñiz también asegura que «se nota al 100% que la ciudad está hasta arriba, con mucha gente paseando y entrando a las tiendas y muchísimo extranjero: franceses, ingleses, holandeses e incluso estadounidenses y mexicanos». En su caso, también nota «mucha gente de aquí que vive fuera, viene año tras año y prefiere gastar en Gijón». Confía en «hacer caja para aguantar el otoño».

Dice Sely Avello, dependienta en Aloha Tatá, que «la gente tenía muchas ganas de Semana Grande y está viviendo al día, aprovechando el verano y disfrutando un tiempo nunca visto en Gijón». Su clienta Ana Alles, vecina de Cenero, apunta: «No se puede generalizar, pero creo que después de esta época que llevamos hace falta vida, no podemos dejarnos llevar por el miedo porque si no esto es el caos, el comercio necesita actividad». Unos metros más allá, en la tienda de papelería Cartaria, Ana Salinas asegura que «se vende muy bien estos días, no notamos nada de miedo a la inflación: el verano está yendo mejor que el año pasado y posiblemente incluso que 2019».

Donde sí notan algo más cierta precaución en el consumo es en Kolozero, el supermercado sin plásticos de la calle San Bernardo. «La gente mira más lo que se lleva, sobre todo en fruta y verdura porque los precios han subido bastante», señala. Pese a todo, considera que el público «está gastando con alegría, después del verano ya nos apretaremos el cinturón».

Parecida es la sensación de Ángeles Riesgo, que desde hace doce años regenta Geli Zarracina en la calle Instituto y lleva «toda la vida en hostelería». «La gente tenía ganas de soltarse y sale más a lo loco; ya verás los Fuegos», anticipa. E insiste: «Está todo a tope, hay quien se queja pero solo lo entendería en los barrios, porque aquí se nota mucho la Semana Grande y que la gente gasta».

En los restaurantes de la zona, como el Sancho, también perciben el incremento de visitantes: «Estamos llenos», asegura Carlos Landeiro. «Se nota mucha gente de fuera, nosotros no somos un sitio turístico pero sí tenemos mucho gijonés que vive fuera y vuelve, y aunque no somos un sitio estacional estos días decimos que no a mucha gente por falta de sitio». «Aunque falta la clientela de todo el año, hay bastante turista y no he sentido la contención en el gasto: las mañanas son de menú y las noches a la carta y se vende mucho», apunta por su parte Edgar Menéndez, propietario de Casa Manuela. «Creo que la gente después de la pandemia quiere desahogar».

La cosa está clara en el centro y también en La Guía, donde la Feria hace un efecto tractor en restaurantes como El retiro de La Guía, cuyo propietario Óscar Menéndez no tiene queja. «Llenamos todos los días, qué más vamos a pedir». Sin embargo, en otros barrios «no está la cosa tan boyante». Así lo asegura Pedro Corujo, de Casa Corujo, en Contrueces, quien añade que «tuvimos mejores veranos en cuanto a gasto». Eso sí, coincide en que «todo el mundo habla de lo que vendrá pero de momento no se nota el miedo». También Wilkin Bautista, de la sidrería Avenida, en El Llano, considera que el verano «no está siendo lo que se esperaba, no es el sueño que se nos había vendido: la gente no gasta tanto».