La panadera que cerró en Pontevedra por un andamio en la fachada: «Había días en que no se vendían ni cinco cafés»

2022-04-22 21:19:22 By : Ms. Jazzy Zhang

Después de una semana con la verja bajada, Eva Domínguez volvió a subirla para empezar a recoger y a ordenar su interior. El día que colgó el cartel advirtiendo a sus clientes de que cerraba hasta que retirasen el andamio no tuvo fuerzas para hacer nada más. El golpe de tener que abandonar a la fuerza un proyecto en el que cinco meses antes había puesto tanta ilusión le duele tanto que le cuesta estar dentro del local sin emocionarse. Las estanterías están tal cual las dejó. Durante toda la mañana se dedicaría a retirar la mercancía, limpiar y devolver el material a los proveedores. «Tuvimos que cerrar para no arruinarnos, las perdidas eran tan grandes que no se podían asumir», explica Eva Domínguez, la responsable de Tía Adega, que para ejemplificar la dureza de estos cinco meses da un dato: «Había días en los que no vendía ni cinco cafés para llevar. Hacía chocolate cada día y quedaba entero, ni uno salía».

Hace casi un año que alquilaron el local. En junio del 2021 se hicieron con él pensando que al andamio le quedaría tan solo un mes. No fue así. Todavía sigue y tienen una prórroga de la licencia que le permite estar hasta noviembre del 2022. Después de varios meses de espera, el pasado noviembre decidieron abrir. Ya no podían seguir esperando. «Pensamos que en Navidad se podría retirar, pero no fue así. El andamio en la puerta es como estar a oscuras, tenemos los hierros delante y la gente no nos encuentra», comenta Eva, que puso mesas de terraza en el medio de la calle y hasta montó un belén de pan en Navidad para ganar visibilidad. «Había clientes que venían y te preguntaban cuánto tiempo llevabas abierto. Nos decían 'pasamos todos los días por aquí y no os habíamos visto'», comenta con dolor la responsable de la panadería. 

La tienda de telas resulta invisible por el andamio en la calle Rosalía de Castro RAMON LEIRO

El andamio ha hecho mella en todos los negocios de la calle, se han quedado a oscuras y ahora estudian la posibilidad de unirse para denunciar, pero no es tan fácil. Tendrían que reclamar en primera a instancia a los dueños de los bajos y eso no quieren hacerlo porque reconocen que no son los responsables de nada. La constructora tiene permiso para estar hasta noviembre del 2022, pero ya ha solicitado en el Concello la devolución de la fianza por la ocupación de la calle. Normlamente esta petición se hace en la recta final de una obra. ¿Cuándo retirarán la estructura de la calle Rosalía de Castro? No se sabe. NI los negocios, ni la comunidad de vecinos del edificio afectado. 

Desde el interior de Tía Adega se ve la estructura de hierro. El andamio tapa parte de la fachada y saca luz. Los negocios contiguos, la tienda de telas Bendrell y Federópticos Revenga tienen enfrente la zona en la que la constructora corta el material. Eso deja aún más a oscuras a los primeros locales de la calle. «Si todos están sufriendo, imagínate nosotros. Somos nuevos en la calle y abrieron en la acera de enfrente una panadería», explica Eva Domínguez.

Tía Adega seguirá con la verja bajada hasta que retiren el andamio. Lamenta no saber cuándo llegará esa fecha. Para no seguir sufriendo, ha aparcado las expectativas. «El día que lo retiren, tomaremos la decisión», comenta Eva Domínguez, que en cinco meses vio como pasaba de la ilusión a la frustración de ver que las cajas de su panadería no daban para cubrir los gastos. 

Cierra su panadería en Pontevedra hasta que le retiren el andamio de delante nieves d. amil El andamio en un edificio de la calle Rosalía de Castro de Pontevedra parece ser la historia de nunca acabar para los vecinos del inmueble y para los negocios que tratan de subsistir debajo de él. Iba a tener oculta la fachada 16 meses y está a punto de cumplir tres años de condena. En este tiempo, los autónomos han luchado, han ido a trancas y barrancas sacando adelante su facturación, pese a ser casi invisibles. Al menos así se sienten ellos, que han llegado ya al límite de la supervivencia. Algunos, hartos y asfixiados por las facturas, han dicho basta. El andamio se ha cobrado su primera víctima. Seguir leyendo

El andamio en un edificio de la calle Rosalía de Castro de Pontevedra parece ser la historia de nunca acabar para los vecinos del inmueble y para los negocios que tratan de subsistir debajo de él. Iba a tener oculta la fachada 16 meses y está a punto de cumplir tres años de condena. En este tiempo, los autónomos han luchado, han ido a trancas y barrancas sacando adelante su facturación, pese a ser casi invisibles. Al menos así se sienten ellos, que han llegado ya al límite de la supervivencia. Algunos, hartos y asfixiados por las facturas, han dicho basta. El andamio se ha cobrado su primera víctima.

Álvaro Sevilla / m. x. b.

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